historia

Personajes peculiares de la historia

LA CAMPANA DE HUESCA


Según cuenta la Crónica de San Juan de la Peña (siglo XIV), estando Ramiro II, rey de Aragón,  preocupado por la desobediencia de sus nobles mandó un mensajero a su antiguo maestro, el abad de San Ponce de Tomeras, pidiéndole consejo. Este llevó al mensajero al huerto y cortó unas coles, aquellas que sobresalían más. A continuación ordenó al mensajero repetir al rey el gesto que había visto. Ramiro II hizo llamar a los principales nobles para que vinieran a Huesca, con la excusa de hacer una campana que se oyera en todo el reino. Una vez allí, hizo cortar la cabeza a los nobles más culpables, sofocando la revuelta.



La forma popular desarrolla algo más el hecho: el rey convocó Cortes e hizo venir a todos los nobles del reino para que vieran una campana que se oiría en todo el reino. A los rebeldes los hizo entrar de uno en uno en la sala y fue decapitándolos según iban entrando. Una vez muertos, los colocó en círculo y al obispo de Huesca, el más rebelde, lo colocó en el centro como badajo. Luego dejó entrar a los demás para que escarmentaran a la vista de tan sangrienta escena.

GALA PLACIDIA (historia de amor con Ataulfo)

Gala Placidia (Constantinopla, Entre 388 y 392 – Roma, †27 de noviembre de 450), hija del emperador romano Teodosio I y de su segunda esposa Gala, fue emperatriz consorte de Constancio III, emperador del Imperio Romano de Occidente y madre de Valentiniano III, emperador de Occidente. Gala Placidia era medio hermana de los emperadores Honorio y Arcadio.









 En el 409 o 410, durante el sitio de Roma de Alarico, Gala fue hecha prisionera por los visigodos, acompañándolos durante su incursión a través de Italia y Galia, donde Alarico murió ese mismo año.
Durante su estancia entre los bárbaros, surgió la atracción entre ella y el cuñado de Alarico, Ataulfo.
Aquella hermosa mujer de modales principescos quedó prendada del bárbaro alto y  de hermosos cabellos rubios, y Ataulfo sintió por ella parecidos afectos.
Se casaron en  Narbona en enero del 414, aunque el historiador Jordanes indica que se casaron en el 411 en el foro Livii (Forli). La fecha de Jordanes puede realmente referirse al inicio del romance entre ella y el rey godo, pues varios historiadores afirman que hubo más amor que política en dicha unión. Ella tuvo un hijo, Teodosio, de Ataúlfo, pero murió a los pocos años y lo enterraron en Barcelona. Años más tarde, el cadáver fue trasladado al mausoleo imperial de la Basílica de San Pedro en Roma. Ataúlfo fue herido mortalmente por un criado de un noble al que había mandado matar, y antes de morir a finales del verano del 415, ordenó a su hermano devolver a Gala a los romanos. Le sucedió Sigerico que fue asesinado a los siete días, aunque tuvo tiempo de matar a los hijos de Ataúlfo y someter a Gala a diversas vejaciones.
Le sustituyó Walia, que organizó una expedición a África para aprovisionarse de víveres, pero fracasó y en el 416 se vio obligado a negociar con Roma. A cambio de una provisión de trigo, Walia se comprometió a devolver a Gala Placidia y a luchar como aliado de los romanos contra los invasores bárbaros de la península ibérica.
Su hermano Honorio la forzó a casarse con el general Constancio, asociado al gobierno del Imperio de Occidente, en enero del 417. De este matrimonio tuvo dos hijos, Valentiniano III y Honoria. Constancio se convertiría en coemperador en el 421, pero murió al poco tiempo.
Su hermano Honorio intentó abusar sexualmente de ella, lo que dio lugar a un gran escándalo público y unido a las acusaciones de que había conspirado contra él en connivencia con los visigodos, hizo que Gala se refugiara con sus hijos en la corte de Constantinopla, donde permaneció hasta la muerte de su hermano en el 423.
Tras acabar con la usurpación de Juan y a pesar de las tentativas de Aecio para ayudarlo, su hijo Valentiniano fue coronado emperador de Occidente en el 425 a los 6 años de edad, gobernando Gala como regente desde ese año hasta el 437.
Procuró en un principio gobernar en el nombre de su hijo con la ayuda de generales leales. Sin embargo, Aecio acabó por tener el control de la política imperial. Supuestamente, Placidia hizo las paces con Aecio, quien sería el baluarte frente a la amenaza de Atila.
Murió en Roma el 27 de noviembre del 450.
A lo largo de su vida fue una cristiana devota, y en sus últimos años construyó o enriqueció varias iglesias. Mandó edificar las basílicas de San Juan Bautista y de la Santa Cruz en Rávena. De la segunda sólo queda el oratorio de San Lorenzo, conocido como mausoleo de Gala Placidia, pero se duda de que realmente fuera enterrada allí. En Roma finalizó la basílica de San Juan Laterano, hoy Letrán.
Sus restos reposan en el mausoleo de Ravenna

Veamos un poema estupendo de Manuel Machado

El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.

El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos,
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.

Cerrado está el mesón a piedra y lodo...
Nadie responde. Al pomo de la espada
y al cuento de las picas, el postigo
va a ceder... ¡Quema el sol, el aire abrasa!

A los terribles golpes,
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal responde... Hay un niña
muy débil y muy blanca,
en el umbral. Es toda
ojos azules; y en los ojos, lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.

“¡Buen Cid! Pasad... El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El Cielo os colme de venturas...
En nuestro mal ¡oh Cid! No ganáis nada.”

Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: “¡En marcha!”

El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro-, el Cid cabalga